sOy buena reidora y no me lo tomo a mal, este juego del destino en el que había dos peones y ahora no sé ni cuantísimos y no entiendo cómo llegamos a esta situación, ni quiero entenderlo, si hay constelaciones, pedacitos de nosotros cayendo en cascada a una risa profunda y redentora
y Entonces somos uno en la risa, tú, yo, el universo...