jueves, 18 de abril de 2013

oPino luego existo

nO sé si estas ganas que ahora me atan a esta entrada se deben a que ayer me terminé con pena y gusto "eL diario de una abuela de verano" de rOsa rEgàs o si se debe al encuentro que tuve ayer, un encuentro que rompió las barreras espacio-temporales y me devolvió a los días de mi niñez cuando las mujeres no trabajaban "porque no lo necesitaban".

 rEcuerdo cómo aquello era un argumento que hablaba no sólo de la capacidad económica de la familia sino también del amor que el marido en cuestión profesaba por su mujer, amor que le llevaba a trabajar innumerables horas en pos de mantener ese estilo de vida. rEcuerdo cómo también marcaba entre las mujeres diferencias escandalosas. lAs "mantenidas" siempre quedaban orgullosas y las "mantenidas-por-ellas-mismas" se conformaban con recibir socialmente la peor parte en la comparación.

cUando ayer me encontré a la mamá de C., una mujer de mi edificio, no mayor que yo, esgrimiendo el mismo argumento, se me cayó el mundo a los píes, se me cayeron todos estos años pasados, y se me vino a la cabeza todo lo que ha sufrido una generación, la de mi madre en concreto, que después de haber soltado ese argumento millones de veces ante propios y extraños, cuando los niños crecían, cuando iban haciendo su vida, uno detrás de otro, se encontraban con que tenían que engullirse sus palabras junto con tanta lágrima por una vida "a medias" siempre dependiente de los demás.